lunes, 30 de enero de 2012

Cuento de Hadas y Princesas

“Hay muchos hombres que son peores monstruos que tu”,
dijo la Bella, “y yo te prefiero a pesar de tu aspecto…”
La Bella y la Bestia

Cursando uno de los teóricos de Psicología Social me llamó mucho la atención la necesidad que tienen los chicos de que releamos ciertos cuentos o les pongamos la misma película una y otra vez.
En los chicos, esto sucede dado que al quedar atrapados en la historia de hadas o superhéroes fantásticos, lo que hacen inconscientemente es resolver algunos puntos de su personalidad y vida cotidiana que quedan camuflados en la historia a través de: la pobre princesita lastimada por la madrastra bruja y sus hermanas envidiosas, o el varoncito débil al que todos le pegan, pero que ante un enemigo fuerte que parece indestructible, hasta el más inocente Clark Kent o Peter Parker se convierten en un súper héroe fantástico de la noche a la mañana.
Pero hay un cuento de hadas que para algunas mujeres cobran mucho más significado en su vida adulta  que en la niñez y es el caso de la “Bella y la Bestia” de Giovanni Straparalo.
En la Bella y la Bestia, una joven hermosa, tierna e inocente, conoce a un monstruo repulsivo y aterrador, desamorado y de mal carácter.  A pesar de todo su aspecto animal, ella acepta vivir en su casa un tiempo y a través de su amor desinteresado que todo lo acepta y perdona, decide amarlo igual por sobre todas las cosas. Cuando finalmente ella da todo por el, sucede un milagro: el monstruo queda liberado de su aspecto bestial y se transforma en un encantador príncipe de cuento que gracias a la ayuda de ella, logró liberarse de su hechizo maligno y personalidad hostil, para convertirse en su pareja perfecta durante años.
Claramente la realidad supera la ficción en estos casos, y son incontables las problemáticas sentimentales que muchas mujeres sufren a través de esta ilusión de creer que una mujer puede cambiar a un hombre si lo ama demasiado.
Robin Noorwod, especialista en problemas de parejas, indica que estas situaciones surgen de un patrón cultural en el cual la mujer estaría destinada a ayudar a los menos afortunados siendo generosas con aquel que tenga un problema, a pesar de su hostilidad. Es ahí donde millones de mujeres eligen como pareja hombres crueles, abusivos, emocionalmente inaccesibles o adictos, en lugar de optar por hombres buenos y cariñosos a los cuales descartan por aburridos.
Esta necesidad de “ayudar al prójimo” estaría íntimamente ligada a la necesidad de “controlar” y “ser necesitadas”. Es por este motivo que este tipo de mujeres niegan la realidad que las rodea a través de justificaciones como: me dijo que iba a cambiar, ésta vez es diferente, ya no toma tanto como antes, fuma solo cuando sale o definitivamente tuvo una niñez complicada.
Sin embargo, hoy en día la justificación de las malas acciones de la pareja, acompañadas por la necesidad de ayudar, no solamente alimenta una relación tóxica sino que en casos extremos las características de esta “Bestia”  pueden ser las mismas manías de un hombre violento que, tarde o temprano, puede reaccionar contra la “Princesa” convirtiendo un cuento de Hadas en una película de Terror.
De esta manera, si sos mujer y te das cuenta que por el motivo que fuera el no llama, o por el contrario: quiere saber todo el tiempo dónde vas o dónde estuviste, exige explicaciones por todo, tiene adicciones y te promete que las controla, formula prohibiciones o amenazas, se irrita con facilidad y tiene estallidos de violencia para luego actuar como si no pasara nada, correte del lugar de Princesa porque esta “Bestia” no cambia.